martes, 19 de marzo de 2013

Ángel de la oscuridad. Caleb Carr

El peculiar grupo formado por el doctor Kreizler, el periodista John Schuyler Moore, los detectives Issacson, la señorita Sara Howard y los criados del doctor Kreizler, el señor Montrose y Stivie Target, se van a enfrentar a otro caso como el que ya pudimos encontrar en El alienista.
En este segundo, nos enfrentaremos a secuestros de niños, profanaciones de tumbas y horribles asesinatos. Historias terribles que posiblemente superen a las que leímos en El alienista, depende de la sensibilidad del lector, pero que sin ninguna duda harán pasar un buen rato a los seguidores de este tipo de novelas.

Nueva York 1897, Estados Unidos y España están a punto de comenzar una guerra, la ciudad está imbuida en ese ambiente prebélico que los periódicos se encargan de avivar día tras día. Pero eso no quita para que la ciudad de Nueva York siga la rutina diaria, donde la miseria se mezcla con la ciudad prospera que empieza a despuntar.
En este ambiente, la hija del secretario del cónsul español es raptada y éste, temiendo que este asunto desencadene el conflicto entre Estados Unidos y España, decide no denunciar el rapto.
Pero el asunto no termina ahí, la esposa del secretario, una noche en el metro ve a su hija en brazos de una misteriosa mujer. La esposa desesperada acude a la que es ahora detective privado, Sara Howard. Ante lo complicado del asunto, Sara pedirá ayuda a sus compañeros de investigación de El Alienista.
 El grupo tendrá que investigar con el mayor sigilo posible, sin que se entere el secretario del cónsul, y enfrentarse a los peligros de una Nueva York dominada por las bandas y con una policía corrupta incapaz de hacer nada para arreglar la situación. Pero su peor enemigo será la principal sospechosa.

En esta novela, a diferencia de El alienista, sabemos pronto quién es la culpable, y el grupo se centrará en demostrar su culpabilidad, eso sí, con los mismos métodos que en la anterior novela, hacer un perfil de la sospechosa investigando su pasado, conductas, etc.
La novela, a pesar de que a veces puede resultar lenta, engancha y entretiene. Está muy bien escrita, con un estilo ágil y sencillo. Se nota que el autor se ha documentado profusamente como podemos comprobar en las descripciones y en los análisis psicológicos, pero sobre todo lo que podemos notar es la influencia de autores como Conan Doyle.
Las descripciones del Nueva York de la época son geniales y los personajes secundarios, algunos de ellos reales, le dan a la novela un toque realista. Destaca el abogado Clarence Darrow, que tendrá la difícil tarea de defender a la principal sospechosa. Una de las partes con las que más he disfrutado es con el juicio que enfrentará al fiscal de Ballston Spa, el señor Picton, y al abogado Clarence Darrow. Lo mejor de la novela.
Por ponerle algún pero, el final me parece un poco rocambolesco, tengo la sensación de que el autor lo hace para que Roosevelt tenga un hueco en la novela. Me hubiera gustado que el desenlace hubiese sido otro, pero esto no le quita ni un ápice de interés a la novela.
En definitiva, una buena lectura para pasar un rato entretenido.

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